¿Por qué tenemos que ser organizados para ser creativos?

A menudo empezamos un nuevo proyecto con entusiasmo. Nos sentamos frente al ordenador repletos de nuevas ideas a las que queremos dar forma rápidamente: puede ser un trabajo artístico, un texto o un código. No importa la naturaleza del trabajo: tenemos una imagen de lo que queremos muy clara y nos disponemos a realizarla. Es entonces cuando vemos que en la bandeja de entrada se acumulan varios correos que debíamos haber contestado ayer... Tras 20 minutos contestando mensajes y filtrando spam, decidimos cerrar la bandeja y continuar con nuestra tarea...

Tras 15 minutos, estamos disfrutando frente a nuestro trabajo: nos encontramos dentro de un flujo creativo en el que nos sentimos cómodos. Entonces suena el teléfono: nos comentan que tenemos una reunión la próxima semana y quieren comentarnos personalmente los temas a tratar; tenemos que tomar notas! Para cuando hemos colgado, la bandeja de entrada ha vuelto a llenarse con peticiones de clientes, nuevas líneas a seguir en otros proyectos, algún mensaje de un familiar y más spam...

Nuestro entusiasmo se va diluyendo y con él, la idea inicial por la que comenzamos la jornada. Nuestra creatividad tendrá que esperar... No hemos sabido organizarnos...