La reflexión y la experiencia demuestran que tratar de cubrir todos los aspectos que se pueden presentar al redactar un contrato, de cualquier tipo, puede fácilmente ser un error; sobre todo si se quieren abarcar todas las situaciones posibles dentro de un contrato modelo que, al ser único, elimina la flexibilidad necesaria para atender cada situación en particular.

Con borradores, capítulos incompletos y formatos predeterminados se hizo necesario tirar todo a la basura y después de asimilar las aproximaciones previas, iniciar desde cero con el enfoque que había dado origen a este trabajo. El planteamiento consistente en suponer una situación en donde alguien que requiera formalizar en un documento las condiciones bajo las cuales se desarrollará un sitio web, necesitará una guía sencilla que tratará los puntos más frecuentes y comunes en un contrato

para el desarrollo de sitio web. Puede ser, por ejemplo, una pequeña empresa con un departamento jurídico que este acostumbrado a redactar contratos con proveedores y que de pronto, necesitara, para una sola ocasión entender rápidamente los aspectos más relevantes que hacen la diferencia entre solicitar un sitio web y el mantenimiento del aire acondicionado. O bien, puede tratarse de un diseñador que tiene acceso a un abogado con un criterio jurídico amplio pero que nunca ha tenido

la necesidad de redactar un contrato para el desarrollo de sitio web. Para estos casos resulta ideal que se puntualicen los aspectos que hacen particular una relación de encargo de un sitio web.